«Tenía el nombre de Belisa Crepusculario… Su oficio era vender palabras… Vendía a precios justos. Por cinco centavos entregaba versos de memoria, por siete mejoraba la calidad de los sueños, por nueve escribía cartas a enamorados, por doce inventaba insultos para enemigos irreconciliables».
Cuentos de Eva Luna. ISABEL ALLENDE.